Con la participación de miles de salmantinos se realizó la solemnidad por el 462 aniversario de la llegada del Cristo Negro a Salamanca, durante la celebración eucarística el obispo Enrique Díaz invitó a la población a promulgar la unión familiar y espiritual.
La festividad religiosa dio inicio desde las 11 de la mañana con la procesión del Cristo Negro por las calles aledañas al Santuario Diocesano, entre un ambiente de júbilo y alegría, miles de católicos movidos por la fe entonaron alabanzas, porras y canticos en honor al Cristo Negro quien desde hacía cinco años no realizaba este recorrido.
La procesión estuvo encabezada por los grupos de pastoral, las danzas autóctonas símbolo de la unión de culturas y por la banda de guerra quienes abrían el paso al Señor del Hospital, a su paso los fieles católicos lanzaban flores, esencias y pedían por las necesidades de cada uno.
En punto de las doce del medio día el Cristo retorno a su Santuario donde ya esperaba el Obispo Enrique Díaz Díaz quien presidio la Misa Solemne acompañado de sacerdotes invitados; durante su mensaje llamó a los feligreses a confiar en Jesús para encontrar respuestas a las oscuridades y a las dificultades que se viven .
“Hay que retornar a Jesús, hay que descubrirlo y conocerle nuevamente, como si fuera la primera vez que escuchamos hablar de él; siempre Jesús es novedad, escuchar sus palabras conocidas de admiración con amor y delicadeza como buena nueva (…) hay que dejar que nos inflame la pasión de sus sueños e incendiar con ese fuego todos nuestros ambientes y nuestras oscuridades, nuestros fracasos con sus palabras vivas y frescas encontraremos un tesoro y una respuesta a las oscuridades y a los sinsentidos de nuestros tiempos” refirió.
Con un santuario abarrotado de fieles para escuchar la celebración religiosa, se da inicio a las festividades de la Semana Mayor en la que se espera la llegada de más de 60 mil fieles provenientes de otros municipios y que durante los próximos días se postrarán ante el Santo Cristo.
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El Señor del Hospital, fue elaborado en el año de 1543 en Pátzcuaro, Michoacán, el material que se utilizó para dar forma a esta imagen fue caña de maíz, mide 1.80 metros y pesa 13 kilos. Su imagen representa al Cristo muerto en la cruz, tiene el rostro caído hacia su costado derecho y descansando sobre su pecho, su color enclaustra la esencia de fe que mueve a los miles de peregrinos que lo vienen a venerar, principalmente el jueves y viernes santo.