Lozoya y dueño de AHMSA son acusados de lavado de dinero, cohecho y defraudación fiscal

La Fiscalía General de la República confirmó que Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México (AHMSA) y Emilio Lozoya, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), son acusados de lavado de dinero, cohecho y defraudación fiscal, y que la detención del empresario en Mallorca, España fue resultado de una denuncia presentada el 5 de marzo por la Apoderada Legal de Petróleos Mexicanos (PEMEX), a través de la Consejería Jurídica de la Presidencia.

Las órdenes de aprehensión fueron giradas por un juez con sede en el Reclusorio Norte, de la Ciudad de México.

Por ello, señala que este martes en cumplimiento de una orden de aprehensión obtenida por la FGR ante un Juez de Distrito, y diligenciada por INTERPOL ante la Policía Española, se detuvo en la isla de Mallorca, España, a Alonso.

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Recalcó que en este momento se encuentran diversas órdenes de aprehensión en ejecución, como resultado de más de dos meses de diversas diligencias, siendo la última de éstas, la querella que se le solicitó a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), lo cual es un requisito de procedibilidad que debe mantenerse con estricto apego a la ley y a la secrecía correspondiente.

De acuerdo a las investigaciones de la Secretaria de Hacienda, el 15 de enero de 2014, Pemex firmó un contrato para la compra de los activos de Agro Nitrogenados, una planta de fertilizantes que tenía 14 años sin operar.

Se señala que el precio inicial de la planta de fertilizantes pagado a Altos Hornos de México fue de 275 millones de dólares y le destinaron para rehabilitar una inversión de 200 millones de dólares. Es decir, Pemex gastó 475 millones de dólares para quedarse con los activos y echarlos andar.

Se descubrió que Altos Hornos transfirió más de tres millones 703 mil dólares a las cuentas de Grangemouth Trading Company, firma offshore de la constructora Odebrecht, desde la cual también se distribuyeron decenas de millones de dólares para sobornar a la élite política de los países en los que la empresa brasileña tenía operaciones.