/ miércoles 29 de abril de 2020

“¡Cuándo te vas a hacer hombre!”, este es el trato a residentes en hospital "Gabriel Mancera" del IMSS

La falta de insumos médicos adecuados para enfrentar la fase 3 de la epidemia hicieron que hace tres semanas renunciaran las dos encargadas de la atención a pacientes Covid-19

¡Cuándo te vas a hacer hombre para ver a los pacientes! ¡Son unas princesas para tratar a los pacientes! ¡No te quieres exponer porque tienes miedo o qué!

Así es como el personal directivo del Hospital del IMSS número 1, el segundo más grande del instituto en la ciudad de México, trata a los médicos residentes para que sean ellos los que lleven la carga de atender a casi un centenar de pacientes de Covid-19.

De forma inédita hasta ahora en el país las dos responsables de coordinar los esfuerzos en esa institución renunciaron ante la falta de insumos y de personal para atender a los enfermos.

Una cadena de reclamos se acumularon al interior de ese hospital y fue hasta después de un mes que las autoridades centrales voltearan a ver a los demandantes y coincidieron que hacen falta 16 médicos en ese sitio. En el país se habla de un déficit de dos mil especialistas para atender la epidemia.

La falta de insumos adecuados para la protección, de capacitación y de personal médico para enfrentar la fase 3 de la epidemia hicieron que hace tres semanas renunciaran las dos encargadas de la atención a pacientes Covid-19.

El desacuerdo de la Jefa de Medicina Interna, Rosa Betsabé Serrano Ostoa, por el incumplimiento de protocolos en el manejo y traslado de los pacientes la llevaron a renunciar a su cargo; también lo hizo la doctora responsable de atender en piso a los pacientes Covid-19, Diana Ruíz Danú.

A Diana Ruiz la orillaron a tomar esa decisión por falta de apoyo de autoridades y directivos.

Ella estaba adscrita a “jornada acumulada” y hoy nada quiere saber del tema. “No tengo comentario”, repite al solicitarle una entrevista. Pero los alumnos de ambas saben que sus trayectorias en esa institución quedaron rotas “por la frustración de no encontrar respuestas en medio de la mayor crisis de salud en el país”.

En el caso de Diana, “era el único médico asignado en la atención en fin de semana del 5º y 6º piso con alrededor de 98 pacientes a su cargo, sin lograr que autoridades contrataran o reasignaran más personal médico durante los fines de semana”, dice el documento que los residentes entregaron a las autoridades”.

Con el barco a la deriva los jóvenes residentes, estudiantes de alguna especialidad de medicina adscritos a ese hospital, hablaron una y otra vez con sus maestros y jefes inmediatos. Con Edith Alejandra Huerta, profesora encargada de la enseñanza fue imposible, primero se ausentó y luego sólo ya no volvió, al parecer tramitó una licencia. No supieron más de ella en el lugar.

Al menos en dos ocasiones los residentes sostuvieron reuniones con Tzeithel Athenea Castillo, coordinadora clínica de Educación, para plantear sus demandas, pero a pesar del compromiso adquirido para dotarles de los equipos necesarios y de asignarles a médicos líderes o guías la situación siguió igual: sobrecarga de trabajo para los residentes y falta de insumos.

El único avance visible fue el cambio de la jerga y unas sillas que limitaba el área donde se atiende a los pacientes con Covid-19, ahora allí hay una puerta. Se entregaron guantes y cubrebocas que fácilmente se rompieron al colocárselos.

La falta de mando provocó errores en el seguimiento de los protocolos de ingreso de los pacientes Covid-19: personal de limpieza que al concluir su trabajo usan los elevadores por los que se ingresan las camillas de los sospechosos de coronavirus; la asignación de insumos de máxima seguridad a personal que no atiende a pacientes contagiados.

También ha habido confusión en los diagnósticos de los pacientes al no contar con un filtro claro. Se les deja en sala general lo que ha provocado que haya alerta sobre síntomas en algunos de los residentes. Sin embargo, ellos no pueden faltar, han sido obligados a cubrir sus turnos por el crecimiento en el número de hospitalizaciones.

Ante esa situación, la respuesta del subdirector Enrique Pérez Juárez fue: “Ya verán cómo les va en dos semanas”, al hacer referencia del crecimiento en el número de personas contagiadas en esta fase 3.

Lo que los alumnos ven en los médicos adscritos en los diferentes turnos de ese lugar son justificaciones diversas para no ingresar a la atención de pacientes con Covid-19 y entonces “subsanan las deficiencias de personal con la labor del médico residente”.

Hace apenas unas horas alumnos y personal médico se manifestaron para llamar la atención de las autoridades centrales y la dirección general del instituto que de inmediato respondió que en las próximas horas se complementará la plantilla de médicos titulares. En su diagnóstico el IMSS identificó la falta de 16 médicos que apoyen a la fuerza estudiantil que hasta ahora hizo frente a la pandemia en ese lugar.

Por lo que hace a los insumos los representantes de la institución señalaron que se cuenta con los kits de Equipo de Protección Personal (EPP) para los trabajadores que están a cargo de atender la emergencia sanitaria.

En la asamblea que se realizó en el auditorio del hospital conocido como el de Gabriel Mancera los jóvenes reclamaron que tienen un mes sin jefatura.

“Hace un mes le dijimos que éramos tres personas en medicina interna y le valió. ¡No hizo nada!, nos dejó trabajando a tres personas con cien pacientes”, relató uno de los jóvenes ante el director Arturo Hernández Paniagua.

“Ayer hubo un médico para cien pacientes y le vale”, reclamó otra de las estudiantes de especialidad que reside en ese lugar.

Fernanda Arrollo, de medicina interna, se identifica en la asamblea y a gritos recordó al funcionario: “Hablamos hace un mes con usted y la semana pasada también, nos presentaron a jefa de servicio y dijeron que íbamos a trabajar por equipos con un médico de soporte. Le preguntamos quiénes eran esos médicos y su respuesta fue ‘vamos a ver’.


“Dijo va a haber un médico organizador y tres de soporte. Van a empezar a trabajar desde fase 3, pero la fase 3 empezó desde el martes pasado. El viernes dijeron que iban a subir médicos de otras áreas y que nos iban a tocar un médico por ala de 26 pacientes, más otros médicos de soporte”.

“Yo estuve sola con 26 pacientes porque no subió un médico de soporte. El doctor Álvarez, que no es infectólogo, subió a apoyarme porque yo tenía cinco pacientes intubados más 21 pacientes, incluido todo el papeleo de las altas. A las 10:30 de la mañana subió un cirujano que dijo yo vengo a ver cómo trabaja, subió una doctora con disposición a ver una consulta y a las 12.30 salió, pero al final nos quedamos dos personas con 26 pacientes y estamos en fase 3 desde el martes pasado”.

Ante los señalamientos, el director los escucha, lee sus notas y observa que tiene autorizado a un grupo de atención, están asignados un médico líder y varios de apoyo. Sólo que nadie sabe quiénes son.

Los jóvenes siguen los reclamos porque dicen que eso “no se ajusta a la realidad”.

“El hecho de que yo quiera ser médico no me obliga, yo también tengo familia y hay compañeros que tienen su propia familia, tienen hijos. La sociedad ve como que nosotros los médicos estamos moralmente obligados a atender a los pacientes y la verdad es que también somos seres humanos”.

Ninguno de los jóvenes quiere dar sus nombres debido a que temen represalias por las denuncias, y relatan cómo han sido presionados a atender a los pacientes Covid-19 a pesar de que hubo un acuerdo con las autoridades de las universidades de que si no tienen equipo suficiente no pueden ser expuestos.

“Hemos tenido constantemente amenazas de directivos y de la titular de enseñanza la doctora Castillo quien nos dice: Si no entras (a atender a los pacientes) atente… es tu obligación, por eso estás contratado”.

Los médicos en formación aseguran que son “el único servicio que en realidad saca el trabajo”, que hace frente a la epidemia en uno de los hospitales más grandes del IMSS en la Ciudad de México.

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Omny

¡Cuándo te vas a hacer hombre para ver a los pacientes! ¡Son unas princesas para tratar a los pacientes! ¡No te quieres exponer porque tienes miedo o qué!

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De forma inédita hasta ahora en el país las dos responsables de coordinar los esfuerzos en esa institución renunciaron ante la falta de insumos y de personal para atender a los enfermos.

Una cadena de reclamos se acumularon al interior de ese hospital y fue hasta después de un mes que las autoridades centrales voltearan a ver a los demandantes y coincidieron que hacen falta 16 médicos en ese sitio. En el país se habla de un déficit de dos mil especialistas para atender la epidemia.

La falta de insumos adecuados para la protección, de capacitación y de personal médico para enfrentar la fase 3 de la epidemia hicieron que hace tres semanas renunciaran las dos encargadas de la atención a pacientes Covid-19.

El desacuerdo de la Jefa de Medicina Interna, Rosa Betsabé Serrano Ostoa, por el incumplimiento de protocolos en el manejo y traslado de los pacientes la llevaron a renunciar a su cargo; también lo hizo la doctora responsable de atender en piso a los pacientes Covid-19, Diana Ruíz Danú.

A Diana Ruiz la orillaron a tomar esa decisión por falta de apoyo de autoridades y directivos.

Ella estaba adscrita a “jornada acumulada” y hoy nada quiere saber del tema. “No tengo comentario”, repite al solicitarle una entrevista. Pero los alumnos de ambas saben que sus trayectorias en esa institución quedaron rotas “por la frustración de no encontrar respuestas en medio de la mayor crisis de salud en el país”.

En el caso de Diana, “era el único médico asignado en la atención en fin de semana del 5º y 6º piso con alrededor de 98 pacientes a su cargo, sin lograr que autoridades contrataran o reasignaran más personal médico durante los fines de semana”, dice el documento que los residentes entregaron a las autoridades”.

Con el barco a la deriva los jóvenes residentes, estudiantes de alguna especialidad de medicina adscritos a ese hospital, hablaron una y otra vez con sus maestros y jefes inmediatos. Con Edith Alejandra Huerta, profesora encargada de la enseñanza fue imposible, primero se ausentó y luego sólo ya no volvió, al parecer tramitó una licencia. No supieron más de ella en el lugar.

Al menos en dos ocasiones los residentes sostuvieron reuniones con Tzeithel Athenea Castillo, coordinadora clínica de Educación, para plantear sus demandas, pero a pesar del compromiso adquirido para dotarles de los equipos necesarios y de asignarles a médicos líderes o guías la situación siguió igual: sobrecarga de trabajo para los residentes y falta de insumos.

El único avance visible fue el cambio de la jerga y unas sillas que limitaba el área donde se atiende a los pacientes con Covid-19, ahora allí hay una puerta. Se entregaron guantes y cubrebocas que fácilmente se rompieron al colocárselos.

La falta de mando provocó errores en el seguimiento de los protocolos de ingreso de los pacientes Covid-19: personal de limpieza que al concluir su trabajo usan los elevadores por los que se ingresan las camillas de los sospechosos de coronavirus; la asignación de insumos de máxima seguridad a personal que no atiende a pacientes contagiados.

También ha habido confusión en los diagnósticos de los pacientes al no contar con un filtro claro. Se les deja en sala general lo que ha provocado que haya alerta sobre síntomas en algunos de los residentes. Sin embargo, ellos no pueden faltar, han sido obligados a cubrir sus turnos por el crecimiento en el número de hospitalizaciones.

Ante esa situación, la respuesta del subdirector Enrique Pérez Juárez fue: “Ya verán cómo les va en dos semanas”, al hacer referencia del crecimiento en el número de personas contagiadas en esta fase 3.

Lo que los alumnos ven en los médicos adscritos en los diferentes turnos de ese lugar son justificaciones diversas para no ingresar a la atención de pacientes con Covid-19 y entonces “subsanan las deficiencias de personal con la labor del médico residente”.

Hace apenas unas horas alumnos y personal médico se manifestaron para llamar la atención de las autoridades centrales y la dirección general del instituto que de inmediato respondió que en las próximas horas se complementará la plantilla de médicos titulares. En su diagnóstico el IMSS identificó la falta de 16 médicos que apoyen a la fuerza estudiantil que hasta ahora hizo frente a la pandemia en ese lugar.

Por lo que hace a los insumos los representantes de la institución señalaron que se cuenta con los kits de Equipo de Protección Personal (EPP) para los trabajadores que están a cargo de atender la emergencia sanitaria.

En la asamblea que se realizó en el auditorio del hospital conocido como el de Gabriel Mancera los jóvenes reclamaron que tienen un mes sin jefatura.

“Hace un mes le dijimos que éramos tres personas en medicina interna y le valió. ¡No hizo nada!, nos dejó trabajando a tres personas con cien pacientes”, relató uno de los jóvenes ante el director Arturo Hernández Paniagua.

“Ayer hubo un médico para cien pacientes y le vale”, reclamó otra de las estudiantes de especialidad que reside en ese lugar.

Fernanda Arrollo, de medicina interna, se identifica en la asamblea y a gritos recordó al funcionario: “Hablamos hace un mes con usted y la semana pasada también, nos presentaron a jefa de servicio y dijeron que íbamos a trabajar por equipos con un médico de soporte. Le preguntamos quiénes eran esos médicos y su respuesta fue ‘vamos a ver’.


“Dijo va a haber un médico organizador y tres de soporte. Van a empezar a trabajar desde fase 3, pero la fase 3 empezó desde el martes pasado. El viernes dijeron que iban a subir médicos de otras áreas y que nos iban a tocar un médico por ala de 26 pacientes, más otros médicos de soporte”.

“Yo estuve sola con 26 pacientes porque no subió un médico de soporte. El doctor Álvarez, que no es infectólogo, subió a apoyarme porque yo tenía cinco pacientes intubados más 21 pacientes, incluido todo el papeleo de las altas. A las 10:30 de la mañana subió un cirujano que dijo yo vengo a ver cómo trabaja, subió una doctora con disposición a ver una consulta y a las 12.30 salió, pero al final nos quedamos dos personas con 26 pacientes y estamos en fase 3 desde el martes pasado”.

Ante los señalamientos, el director los escucha, lee sus notas y observa que tiene autorizado a un grupo de atención, están asignados un médico líder y varios de apoyo. Sólo que nadie sabe quiénes son.

Los jóvenes siguen los reclamos porque dicen que eso “no se ajusta a la realidad”.

“El hecho de que yo quiera ser médico no me obliga, yo también tengo familia y hay compañeros que tienen su propia familia, tienen hijos. La sociedad ve como que nosotros los médicos estamos moralmente obligados a atender a los pacientes y la verdad es que también somos seres humanos”.

Ninguno de los jóvenes quiere dar sus nombres debido a que temen represalias por las denuncias, y relatan cómo han sido presionados a atender a los pacientes Covid-19 a pesar de que hubo un acuerdo con las autoridades de las universidades de que si no tienen equipo suficiente no pueden ser expuestos.

“Hemos tenido constantemente amenazas de directivos y de la titular de enseñanza la doctora Castillo quien nos dice: Si no entras (a atender a los pacientes) atente… es tu obligación, por eso estás contratado”.

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