/ martes 28 de agosto de 2018

Congreso Mexicano, con millonarios recursos pero pobres resultados

Integralia señala que hay resultados “deficientes” y “pobres” en comparación con los recursos recibidos

Según reveló una investigación de Integralia para evaluar el desempeño del Congreso mexicano, éste dispone de millonarios recursos cada año que lo ubican en segundo y tercer lugar en el ranking mundial, sin embargo, sus resultados son “deficientes” y “pobres”; tiene manejo discrecional de “caja chica” y subejercicios cuantiosos; cuenta con 56 comisiones ordinarias en la Cámara de Diputados y 64 en la Cámara de Senadores.

“Se trata de un número excesivo que coloca al Senado mexicano como la segunda con más comisiones en el mundo y a la de Diputados como la tercera con más comisiones de una escala del 1 al 10 -debajo de Nigeria y Filipinas-. La burocratización del sistema de comisiones es resultado del clientelismo; dar cargos y estructuras burocráticas a legisladores para su promoción política con cargo al erario y a la eficiencia del trabajo legislativo”.

El reporte legislativo de Integralia dado a conocer al finalizar la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión, destaca que además de las comisiones ordinarias, el Congreso ha creado muchas “especiales”.

La Cámara de Senadores constituyó 16 de ese tipo y la de Diputados otras 46. Además, el Congreso cuenta con cinco comisiones bicamerales. Si se suman todas las comisiones del Congreso de la Unión se llega a la cifra de 187. “La multiplicación de las comisiones entorpece el trabajo legislativo, duplica funciones y con frecuencia genera lentitud en el proceso de dictaminación, porque una iniciativa es enviada para su estudio a varias comisiones cuya materia se traslapa”.

Con el exceso de comisiones, se observa un funcionamiento deficiente. Con frecuencia las comisiones no cumplen con sus obligaciones reglamentarias. Ejemplo: ninguna comisión de las 56 ordinarias de la Cámara de Diputados cumplió con la obligación de sostener una reunión mensual en los 34 meses como establece la Ley Orgánica del Congreso General.

En el caso de las comisiones especiales se observa el mismo fenómeno. Por ejemplo, 13 comisiones especiales de la Cámara de Diputados nunca se reunieron y otras nueve simplemente no reportaron información para saber si lo hicieron. En el caso de las comisiones especiales del Senado, todas -salvo una- provienen de la legislatura anterior (eso es, se recrearon de forma automática), lo cual contradice su naturaleza “especial”.

“CAJA CHICA” Y SUBEJERCICIO

El presupuesto aprobado del Congreso (ambas cámaras más la Auditoría Superior de la Federación) ha aumentado -en términos reales- de nueve mil 231 millones de pesos en 2000 a 15 mil 575 millones en 2018. En la LXIII Legislatura que concluye el presupuesto se mantuvo constante, incluso tuvo un ligero descenso en términos reales, al pasar de 15 mil 751 millones de pesos en 2015 a 15 mil 575 en 2018. No obstante, se observa un sobre ejercicio en últimos años. Por ejemplo, en 2017 se gastó fue 2.7% más de lo aprobado. Una asignatura pendiente es reducir los montos de asignaciones a grupos parlamentarios, recursos que funcionen en ocasiones como “caja chica” de los coordinadores parlamentarios. Aunque su monto disminuyó en términos reales a lo largo de esta legislatura, sigue siendo muy elevado: en 2017 fue poco más de dos mil millones de pesos en ambas cámaras. En la práctica es una suerte de financiamiento adicional de los partidos políticos.

REZAGO HISTÓRICO

Durante la Legislatura que termina (2015- 2018) se presentaron seis mil 186 iniciativas en Diputados, de las cuales se aprobó el 13%. En Senadores se presentaron mil 953 iniciativas; la tasa de aprobación fue de 5%

Según reveló una investigación de Integralia para evaluar el desempeño del Congreso mexicano, éste dispone de millonarios recursos cada año que lo ubican en segundo y tercer lugar en el ranking mundial, sin embargo, sus resultados son “deficientes” y “pobres”; tiene manejo discrecional de “caja chica” y subejercicios cuantiosos; cuenta con 56 comisiones ordinarias en la Cámara de Diputados y 64 en la Cámara de Senadores.

“Se trata de un número excesivo que coloca al Senado mexicano como la segunda con más comisiones en el mundo y a la de Diputados como la tercera con más comisiones de una escala del 1 al 10 -debajo de Nigeria y Filipinas-. La burocratización del sistema de comisiones es resultado del clientelismo; dar cargos y estructuras burocráticas a legisladores para su promoción política con cargo al erario y a la eficiencia del trabajo legislativo”.

El reporte legislativo de Integralia dado a conocer al finalizar la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión, destaca que además de las comisiones ordinarias, el Congreso ha creado muchas “especiales”.

La Cámara de Senadores constituyó 16 de ese tipo y la de Diputados otras 46. Además, el Congreso cuenta con cinco comisiones bicamerales. Si se suman todas las comisiones del Congreso de la Unión se llega a la cifra de 187. “La multiplicación de las comisiones entorpece el trabajo legislativo, duplica funciones y con frecuencia genera lentitud en el proceso de dictaminación, porque una iniciativa es enviada para su estudio a varias comisiones cuya materia se traslapa”.

Con el exceso de comisiones, se observa un funcionamiento deficiente. Con frecuencia las comisiones no cumplen con sus obligaciones reglamentarias. Ejemplo: ninguna comisión de las 56 ordinarias de la Cámara de Diputados cumplió con la obligación de sostener una reunión mensual en los 34 meses como establece la Ley Orgánica del Congreso General.

En el caso de las comisiones especiales se observa el mismo fenómeno. Por ejemplo, 13 comisiones especiales de la Cámara de Diputados nunca se reunieron y otras nueve simplemente no reportaron información para saber si lo hicieron. En el caso de las comisiones especiales del Senado, todas -salvo una- provienen de la legislatura anterior (eso es, se recrearon de forma automática), lo cual contradice su naturaleza “especial”.

“CAJA CHICA” Y SUBEJERCICIO

El presupuesto aprobado del Congreso (ambas cámaras más la Auditoría Superior de la Federación) ha aumentado -en términos reales- de nueve mil 231 millones de pesos en 2000 a 15 mil 575 millones en 2018. En la LXIII Legislatura que concluye el presupuesto se mantuvo constante, incluso tuvo un ligero descenso en términos reales, al pasar de 15 mil 751 millones de pesos en 2015 a 15 mil 575 en 2018. No obstante, se observa un sobre ejercicio en últimos años. Por ejemplo, en 2017 se gastó fue 2.7% más de lo aprobado. Una asignatura pendiente es reducir los montos de asignaciones a grupos parlamentarios, recursos que funcionen en ocasiones como “caja chica” de los coordinadores parlamentarios. Aunque su monto disminuyó en términos reales a lo largo de esta legislatura, sigue siendo muy elevado: en 2017 fue poco más de dos mil millones de pesos en ambas cámaras. En la práctica es una suerte de financiamiento adicional de los partidos políticos.

REZAGO HISTÓRICO

Durante la Legislatura que termina (2015- 2018) se presentaron seis mil 186 iniciativas en Diputados, de las cuales se aprobó el 13%. En Senadores se presentaron mil 953 iniciativas; la tasa de aprobación fue de 5%

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