León, Gto.- Fue una noche larga y un triste amanecer. La tragedia que conmovió a todo Guanajuato y que cimbró en las entrañas de la comunidad Loza de Barrera, fue el motivo. Sus habitantes a más de 24 horas de la tragedia, aún estaban muy consternados por la noticia.
El accidente de la carretera Silao-León no fue para menos, la mayoría de los afectados eran de la comunidad Loza de Barrera y los que no, tenían familiares en este poblado.
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Como todos los días, el gallo cantó para anunciar a sus habitantes que la mañana había llegado, pero esta vez, el comienzo de un nuevo día, supo diferente.
“Amaneció muy triste y desolado, todos los días las señoras salen y barren la calle, sacan sus puestos para vender comida, almuerzo, jugos, pero hoy solo salió la señora de los jugos”, contó una mujer mientras esperaba el camión.
Los señores que salían muy temprano a sentarse afuera de su casa, como cada sábado, no salieron, solo don Pedro, quien comentó que nadie quería hablar del tema. “Es un dolor muy grande, somos una comunidad pequeña y todos nos conocemos, este accidente no tiene precedentes, fue muy fuerte”, contó mientras a corto paso, se dirigía a la tienda con una botella de vidrio, para comprar un refresco.
La gran mayoría de los habitantes en edad laboral, trabajan en las empresas de Puerto Interior o en algunas fábricas de los parques industriales o empresas de León. A muchos de ellos, los traslada el transporte de personal, pero nunca nadie, imaginó la tragedia.
“Somos una comunidad muy pobre, no hay sembradíos, no hay cultivos, hay quienes se van a “El Norte” (Estados Unidos), pero son muy pocos, todos somos obreros y empleados”, contó José.
La mañana de este sábado, las casas de las personas fallecidas estaban cerradas, no había nadie. “Todos andan allá, arreglando lo del funeral, los cuerpos los entregaron a las cinco de la mañana a la funeraria y los van a traer entre las tres y las cuatro de la tarde".
Otro de los vecinos, comentó y pidió que los deudos fueran apoyados. “Ojala que el gobierno apoye, porque las familias de las víctimas son muy pobres, no tienen recursos y hasta ayer en la noche, nadie les había ayudado, la ayuda que les prometieron no ha llegado”, contó.
Desde la tarde del viernes, los vecinos hicieron colectas de dinero, se organizaron para comprar flores y regalar pan y café en los velorios de las personas y ayudar en los preparativos para sepultarlos el domingo. En la iglesia del pueblo, también se programó una misa para ellos.