/ domingo 29 de julio de 2018

Rubén solo quiere volver a casa: perdió todo al ser deportado de EU

Rubén no encuentra trabajo por ser indigente y por su avanzada edad

Sonora.- Rubén Manzo, quien a sus 65 años fue deportado de Estados Unidos y devuelto a México en la frontera sonorense, desde hace ya algunos meses busca una oportunidad para volver a su natal Michoacán por medio de su propio trabajo.

Anhelando reunirse con sus hermanos quienes, confía, lo esperan en su tierra, Rubén ha buscado empleos, topándose con un muro de indiferencia por quienes lo ven sucio y por quienes, a pesar de emplear a personas en su situación, lo discriminan por su edad.

“He buscado, pero uno porque ya está mayor ya no le ponen mucha atención para el trabajo, siempre llegan así carros con jale y luego dicen, ‘te subes tú y tú’, pero a uno nada, yo creo que es porque uno está así mayor”, lamentó.

A esto, el hombre sumó el problema que viven las personas que no tienen hogar al enfrenarse entre ellos mismos a fin de despojarse mutuamente de lo poco que logran reunir para salir adelante, lo que lo ha orillado a alejarse de algunas zonas como las vías férreas al Oriente de la ciudad, donde aseguró, hay muchas drogas y gente que trata de aprovecharse de los recién llegados.

“Aquí (en el Centro) ya tengo como tres semanas que llegue de allá (de las vías), nomás que hay mucha droga y mucha gente que trata de quedarse con las pocas cosas que tiene uno y no me quedé mejor ahí donde llega toda la raza en el tren”, denunció.

Perdido completamente, sin contactos o un número al cual marcar para pedir ayuda, aseguró esperara reunir el dinero para poder ir de vuelta a Michoacán, afirmando que no es de su agrado pedir a las personas, pero agradecido, pues hasta el momento no se ha quedado sin comer en una acera.

“A mí casi no me gusta pedir, pero sí, sin comer no se queda uno”, sonrío. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad de las personas, las extremas temperaturas que ha venido a descubrir en el estado han mellado en su salud, pues dijo, desde que arribó ha pasado por deshidrataciones y ha perdido peso, llegando a visitar el hospital un par de veces, lo que tampoco ha sido un impedimento que doblegue su voluntad de buscar un empleo.

“Fui al hospital ayer porque me sentí por el calor así muy mareado, y me dieron un suero, pero me gustaría trabajar, un trabajo así como para mis años”, sentenció.

Resignado a vagar buscando una oportunidad, Rubén explicó que se le puede ver por las calles del Centro, el Hospital General o en la Universidad de Sonora.

Sonora.- Rubén Manzo, quien a sus 65 años fue deportado de Estados Unidos y devuelto a México en la frontera sonorense, desde hace ya algunos meses busca una oportunidad para volver a su natal Michoacán por medio de su propio trabajo.

Anhelando reunirse con sus hermanos quienes, confía, lo esperan en su tierra, Rubén ha buscado empleos, topándose con un muro de indiferencia por quienes lo ven sucio y por quienes, a pesar de emplear a personas en su situación, lo discriminan por su edad.

“He buscado, pero uno porque ya está mayor ya no le ponen mucha atención para el trabajo, siempre llegan así carros con jale y luego dicen, ‘te subes tú y tú’, pero a uno nada, yo creo que es porque uno está así mayor”, lamentó.

A esto, el hombre sumó el problema que viven las personas que no tienen hogar al enfrenarse entre ellos mismos a fin de despojarse mutuamente de lo poco que logran reunir para salir adelante, lo que lo ha orillado a alejarse de algunas zonas como las vías férreas al Oriente de la ciudad, donde aseguró, hay muchas drogas y gente que trata de aprovecharse de los recién llegados.

“Aquí (en el Centro) ya tengo como tres semanas que llegue de allá (de las vías), nomás que hay mucha droga y mucha gente que trata de quedarse con las pocas cosas que tiene uno y no me quedé mejor ahí donde llega toda la raza en el tren”, denunció.

Perdido completamente, sin contactos o un número al cual marcar para pedir ayuda, aseguró esperara reunir el dinero para poder ir de vuelta a Michoacán, afirmando que no es de su agrado pedir a las personas, pero agradecido, pues hasta el momento no se ha quedado sin comer en una acera.

“A mí casi no me gusta pedir, pero sí, sin comer no se queda uno”, sonrío. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad de las personas, las extremas temperaturas que ha venido a descubrir en el estado han mellado en su salud, pues dijo, desde que arribó ha pasado por deshidrataciones y ha perdido peso, llegando a visitar el hospital un par de veces, lo que tampoco ha sido un impedimento que doblegue su voluntad de buscar un empleo.

“Fui al hospital ayer porque me sentí por el calor así muy mareado, y me dieron un suero, pero me gustaría trabajar, un trabajo así como para mis años”, sentenció.

Resignado a vagar buscando una oportunidad, Rubén explicó que se le puede ver por las calles del Centro, el Hospital General o en la Universidad de Sonora.

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